Érase una vez…
…una Ratita muy presumida que barríendo la escalerilla en la mañana de Navidad se encontró una moneda.
– ¿Qué puedo hacer con este dinerito? –se preguntó Rateta – ¡Si me compro almendras quizás me caen los dientecitos!!
Finalmente, al ser tan presumida, decidió comprarse un lacito para la coleta. Al día siguiente, Rateta salió a barrer la escalerilla, como hacía cada mañana, pero ese día estaba radiante con su lazo, y todo el mundo que la veía pensaba en lo preciosa que estaba.
Al cabo de un rato, por delante de su casa, empezaron a desfilar sus pretendientes.