Ray Bradbury tenía una libreta donde apuntaba palabras, ideas e incluso alguna anécdota de su vida cotidiana. A partir de estos elementos, imaginaba y creaba historias. Hay quién escribe con música y quien necesita construir un mapa para tener claro por donde ir. Hay quién se pregunta “¿qué pasaría sí…?” y quien prefiere adentrarse en la realidad o la historia. Cada escritor tiene su rutina, sus temas predilectos, su manera de trabajar con la fantasía y la imaginación, pero todos ellos coinciden en una cosa: la mejor manera de aprender a escribir es leyendo y escribiendo. Por eso aquí proponemos una mezcla de las dos cosas.
La técnica es importante para aprender a construir una historia, para crear un personaje, para ser consciente del tipo de narrador que se usa. Y por eso proponemos un taller donde estos elementos técnicos estarán presentes de manera teórica, pero también se trabajarán a través de ejemplos, a través de fragmentos y relatos de autores que ayudarán a entender como funcionan estos elementos, y como funcionan las historias. Cuando leemos vemos qué nos gusta, por qué nos atrapa un relato, qué elementos nos llaman la atención.
También trabajaremos estos elementos a través de la escritura: los alumnos escribirán pequeñas historias para probar estilos, narradores, descripciones, géneros… Y descubriremos estrategias y elementos creativos que nos pueden ayudar a imaginar, a jugar, a construir mundos, personajes o atmósferas. Porque más allá de la técnica, la escritura también puede ser un juego, una exploración, una sorpresa que nos abre un mundo.
Objetivos: